martes, 21 de febrero de 2012

El Juego como Estrategia de Aprendizaje

     El juego es una actividad libre, voluntaria, que genera placer, que tiene un tiempo y un lugar definido, con reglas  y con un fin en sí mismo. Hasta en el juego más competitivo se comparte un tiempo determinado y un lugar concreto y simbólico. El juego es encuentro con otro y con uno mismo, es por ello que  el juego es utilizado como herramienta privilegiada para facilitar y dinamizar procesos de enseñanza y de aprendizaje individual y grupal.
     Desde la enseñanza se combinan  los distintos aspectos: participación, dinamismo, entrenamiento, interpretación de papeles, modelación, retroalimentación, obtención de resultados completos, iniciativa, carácter sistémico y competencia.
     Desde el aprendizaje hay una relación entre lo serio y lo divertido. No hay acontecimientos de más valor que descubrir que el juego puede ser creativo y el aprendizaje divertido. Si las actividades del aula se planifican conscientemente, el docente aprende y disfruta a la par que cumple con su trabajo.
     Al incluirse el juego en las actividades diarias de los estudiantes se les va enseñando que aprender es fácil y que se pueden generar cualidades como la creatividad, el deseo y el interés por participar, el respeto por los demás, atender y cumplir reglas, ser valorado por el grupo, actuar con más seguridad e internalizar los conocimientos de manera significativa.
     Con y desde el  juego se intenta rescatar el sentimiento de placer que tan saludable es para todas las personas. Los estudiantes se vinculan y se manejan en una situación fuera de la realidad, que hace vivir los tiempos y los lugares de todos los días de una manera distinta. A su vez la diversión y la risa son aspectos fundamentales que generan una situación placentera
     El jugar activa y dinamiza la conducta del grupo y cuanto más complejidad van teniendo los juegos mayor aún será la interacción y por ende la alegría y el placer.
     Cuando se juega  hay una actitud  de desinhibición, de animarse y asumir un riesgo frente a lo nuevo. En el proceso de animarse a jugar y hacerlo a menudo se pone de manifiesto una actitud que propicia el clima de respeto y libertad que luego da paso a la construcción de una capacidad lúdica. 
      Al margen de que puede ser trascendental, por razones emocionales, existe un elemento central del tema: los aprendizajes que el niño y la niña realiza cuando juega pueden ser transferidos a otras situaciones no lúdicas, como actividades cotidianas, escolares, domésticas, etc. Esto permite constatar que el juego constituye un intenso acelerador y un instrumento trascendental de muchos aprendizajes, de allí la importancia de emplearla como herramienta en nuestras aulas de clase.

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